25 de junio de 2007

Rugby - Cuarta y última entrega

Bueno gente, acá termina mi travesía por el rugby. Para dicha de muchos y desgracia de otros, volveré a los post tradicionales. Sin más preámbulos los dejo con la última parte de "Caballeros Bárbaros". Que la disfruten y los que se animen a ser 'rugbiers' solo es que avisen.

Los gigantes también lloran

A pesar de haber representado a Bogotá en los campeonatos ínter clubes nacionales y a Colombia en diferentes certámenes internacionales. Barbarians no recibe apoyo económico por parte de ninguna entidad. El club se sostiene con un aporte mensual de 10 mil pesos que hacen sus socios, afortunadamente el trabajo voluntario de Andrew no les representa ningún gasto. “Lo que hacemos para lo de los uniformes y los otros gastos que vayan saliendo es vender comidas rápidas en los partidos. Eso nos ha ayudado mucho para el transporte de los torneos”, dice Óscar González

Lo único que buscan los dirigentes de Brabarians es conseguir apoyo de la empresa privada y por supuesto de organismos gubernamentales como Coldeportes y es que no es fácil ver a rugbiers de más de 80 kilos y casi dos metros de estatura con caras largas al saber que lo más posible es que, por falta de dinero, Barbarians no pueda asistir al torneo nacional ínter clubes en Medellín en el que deben defender el primer puesto que adquirieron el año pasado. Y es que frente a la posibilidad de perder ese título…los gigantes también lloran.

Fin!

16 de junio de 2007

Rugby - Tercera Entrega

Rugby para ‘Dummies’

El rugby tradicional se juega con dos equipos de quince jugadores. Cada uno de ellos, dependiendo del número de su camiseta, tiene una función específica dentro del equipo. El partido comienza con un saque desde el medio de la cancha. Al principio todo parece muy ordenado, pero después de algunos momentos hay una confusión de piernas, manos, camisetas. Todos tras el balón, sin embargo en un instante, el más pequeño de los jugadores del equipo sale corriendo con el balón en las manos mientras los demás siguen buscándolo en medio de los cuerpos de sus compañeros.

Los partidos se disputan en dos tiempos de cuarenta minutos cada uno con un entretiempo que puede variar entre diez y veinte minutos. Para poder anotar un trie o anotación máxima (cinco puntos) es necesario lograr que la pelota toque la línea final del rival. Tras esa anotación, el equipo que acaba de ganar los puntos debe patear hacia el arco contrario y si logra superar la línea final, puede ganar dos puntos más. Los drops (patadas en pleno juego hacia la línea final) y las penas máximas, otorgan tres puntos

Dentro del reglamento del rugby hay varias jugadas que requieren un buen entrenamiento para evitar lesionarse o lastimar al contrincante. El tackle es la jugada más curiosa ya que tiene una técnica especial para ejecutarla sin cometer falta. Consiste en interceptar un contrario que avanza con la pelota en las manos, algo así como un abrazo,; en esos casos, el jugador takleado debe soltar inmediatamente la pelota, y quien takleó debe liberarlo cuando aquel la haya soltado.

A pesar de que en varios aspectos (talla, masa muscular y experiencia) los jugadores colombianos tienen alguna desventaja frente a los extranjeros, los integrantes de Barbarians, que en varias ocasiones han enfrentado equipos europeos, afirman que lo más importante en el rugby no son las cualidades físicas sino la unidad “Yo creo que en la vida diaria, como en el juego, pensar en hacer las cosas solo no es muy viable. En este deporte el equipo importa más que la individualidad. Eso está presente en la labor social del hombre. Ser una parte funcional del equipo otorga una visión mínima de lo que es pertenecer a un grupo social; en esa medida el rugby ayuda a entender el respeto que se necesita por los compañeros y por los rivales; eso nos hace personas más efectivas y afectivas. Este deporte ayuda a fortalecer el carácter y además permite distraerse, emplear bien el tiempo libre y obtener un entrenamiento físico, táctico y mental que otros deportes no dan”, afirma Lucas Marroquín, uno de los jugadores más destacados de Barbarians.

Terminados los ejercicios tradicionales, se reúne todo el equipo. Los jugadores irreconocibles por el barro mezclado con el sudor y algunas heridas que les han dejado los entrenamientos rodean a su entrenador, quien, en un enredado español les dice que van a hacer el partido final en el que se definirá la nómina para el próximo juego del torneo. Esto impulsa los jugadores a dar lo mejor de cada uno para lograr una posición en la formación definitiva.

El pito suena y el primer pase es magistral, siempre hacia atrás, en las miradas de los rugbiers siguen las jugadas de sus contendores. La tensión crece con cada segundo, esperando el primer empujón. Entonces llega y van todos tras el balón en una lucha en la que quién se descuide un poco verá cómo el balón se aleja y con él, la posibilidad de anotar un try.

Son las diez de la noche y el entrenamiento ha llegado a su fin. Los 20 hombres salen del campo de juego, sucios, cansados y golpeados. En sus caras se ve combinada con el agotamiento la satisfacción de haberlo entregado todo en un juego en el que la fuerza, aunque parezca lo contrario, es secundaria porque por encima de ella está la caballerosidad que caracteriza a un buen rugbier.

Continuará... Se acerca el final...

11 de junio de 2007

Rugby - Segunda Entrega

En un país como Colombia en el que el fútbol es el deporte que predomina, un grupo de jóvenes empezaron hace más de diez años a formar equipos y jugadores de rugby. En ese momento, por iniciativa de unos cuantos hijos de funcionarios del cuerpo diplomático de algunos países europeos se crea el equipo Barbarians Rugby Club. La escuadra empezó con unos pocos integrantes, todos ellos extranjeros, pero con el tiempo, empezaron a llegar más jóvenes atraídos por un deporte que brinda las emociones del fútbol matizadas con aterradoras jugadas del fútbol americano. La mayor parte de los jugadores nuevos llegaron a Barbarians tras la decisión del rector de la Universidad Javeriana, Gerardo Remolina, de cerrar la selección de rugby de dicha universidad argumentando que era un deporte que fomentaba la violencia entre los alumnos que lo practicaban o lo veían.

Al completar una hora de juego, el entrenador empieza a asignar a cada jugador unos ejercicios diferentes destinados a superar las falencias que mostraron durante los juegos previos. Así pues mientras unos empujan árboles que simulan los jugadores contrarios, otros se tiran al piso hasta lograr no hacerse daño con la caída y unos últimos practican manejo del balón haciendo pases largos y practicando las jugadas que involucren esa destreza.

Un poco de Historia

Los inicios de este deporte se remontan a un partido de fútbol disputado en el colegio de Rugby, en el condado de Warwick- shire, Inglaterra, en 1823, cuando el alumno William Webb Ellis no tuvo mejor idea que tomar el balón en su manos y echar a correr hacia la portería rival, y aunque recibió la reprobación de los asistentes, sentó los precedentes de una nueva disciplina que al principio admitía algunas rudezas imperdonables como el hacking (patada en la tibia) o el tripping (zancadilla). Hacia 1860 se lo practicaba en varios puntos de Inglaterra, con base en dos reglas claras: la posibilidad de correr con la pelota en las manos y la de realizar el pase a los compañeros siempre hacia atrás.

De allí se difundió por los demás países británicos y el resto del mundo. Llegó a América hace poco más de un siglo y se hizo especialmente fuerte en Argentina. Hoy se juega en los cinco continentes y debutará como deporte olímpico en 2008. En Colombia, la historia es más corta, todo comenzó, cuando instituciones como el Bogotá Sports Club patrocinaron su propio equipo de rugby, que asistía a entrenamientos y realizaba partidos de intercambio con selecciones extranjeras.

En Medellín en los años noventa se generó también un movimiento rugbístico que incorporó por primera vez a las mujeres. Jugadores y entrenadores extranjeros han contribuido a construir una incipiente, pero fuerte afición en nuestro medio. Y ese es el caso de Andrew Müller un suizo que llegó hace dos meses a Barbarians, como entrenador. Müller integró en su juventud la selección de rugby de su país y ahora, a sus 57 años, es voluntario de la Cruz Roja Internacional. Su labor consiste en entrenar equipos de rugby en los diferentes países que visita. Al llegar a Colombia encontró que el único equipo independiente era Barbarians – los demás pertenecían a universidades - se puso en contacto con Óscar González, representante legal del equipo, y a los tres días empezó a entrenarlo. Para Andrew, quien a penas balbucea el español, la experiencia en Colombia ha sido muy enriquecedora porque acá “se inventan jugadas muy buenas que nuca antes había visto o al menos imaginado”.

P.S: El equipo del que hablo acá, se acaba de ganar el campeonato de la Liga Bogotana de Rugby!! Felicitaciones a Barbarians R.C